A mi hermano José Ignacio que no supo ver a su Virgen
Es la Virgen de los que no tienen a nadie
Como el éxtasis del que observa un paraíso
Un país donde prima la astucia del débil
Redentora de los odios a la existencia.
Es la Virgen de los que no tienen a nadie
Siendo la magia prometida a los cobardes
Por esa bendición los ojos de ellos no mueren
Consoladora de todas las malgastadas vidas.
Es la Virgen de los que no tienen a nadie
Las manos crispadas agarrando el manto celestial
Ella ofrece protección a ese que quiere morir
Alumbrando con destellos de luz el ánimo raído.
Es la Virgen de los que no tienen a nadie
Desterrados están ricos y los felizmente agraciados
Y yo tan pura en mi intacta juventud
De mí la historia nunca sabrá.
(Paloma Aguirre)
(Paloma Aguirre)
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